Santander. El Ayuntamiento y los responsables del Museo del Ferrocarril miran otro emplazamiento porque la integración ferroviaria implica la desaparición del edificio que alberga históricos trenes

Se puede contar la historia de Santander a través de este patrimonio. Una máquina quitanieves de los años treinta; la histórica locomotora ‘Peñacastillo’ (1912), que trabajó en Nueva Montaña Quijano; aquella de Renfe que servía para limpiar las vías del tren (1962); otra dotada de un motor Rolls Royce de ese mismo año; una máquina de vía estrecha (1954) recuperada del chatarrero de Los Corrales de Buelna, y hasta la locomotora a vapor ‘Udías’ (1911), que en su día formó parte del ferrocarril minero de esta localidad y se jubiló en la mina Santa Amelia, en Reocín. De ahí pasó a formar parte del Museo del Ferrocarril de Santander, igual que el resto de antepasados de la lista. En la actualidad, la galería se encuentra en una nave de 650 metros cuadrados que albergó en otro tiempo los antiguos talleres de vagones, en la calle Castilla.

Más información: El Diario Montañes