La Vanguardia. La multa más absurda
El último colapso de la red de Cercanías en Barcelona ha demostrado que este endémico problema que afecta al principal medio de transporte público del área metropolitana no tiene solución. O al menos, la solución no llegará gracias a la actitud de los actuales responsables políticos. Las decenas de miles de personas que se quedaron sin tren la semana pasada asistieron al lamentable espectáculo de los reproches entre administraciones. No era la primera vez y me temo que no será la última. No sé si serviría de mucho, pero deberían colocar un cartel en las entradas de los estamentos públicos en el que se recordara que están al servicio de los ciudadanos. La gente no quiere peleas políticas, quiere que las cosas funcionen y está harta de presenciar este constante intercambio de acusaciones que enquistan aún más la relación y alejan las soluciones.
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